El portal de las Monjas es bien conocido actualmente como la imagen más característica de Mirambel e incluso del Maestrazgo; el resumen de todos los atractivos de un pueblo y una comarca que conservan un impresionante legado monumental y urbanístico de la Edad Media, pero que en su serie “Aragón en mi recuerdo”, José Antonio Duce captó justo antes de que fueran descubiertos y apreciados.
El visitante que llegue ahora hasta Mirambel se encontrará que el conjunto urbano ha sido restaurado en un cuidadoso trabajo que mereció el premio Europa Nostra en 1982. Así, las celosías de barro y yeso del torreón, su balconada de madera en el primer piso, o las fachadas y puertas de las casas vecinas lucen hoy remozadas. Con todo, el hermoso blanco y negro de Duce nos muestra toda la belleza de este rincón con el sabor agridulce del tiempo y de la vida en los pueblos serranos.
Esta puerta de la muralla, que sigue siendo el acceso principal al casco urbano de Mirambel. Su nombre se debe a que junto a él se edificó en el siglo XVI el convento de Santa Catalina Mártir, de la orden de las Agustinas Ermitañas. La torre sobre la entrada acoge la sacristía de la iglesia conventual y en el primer piso una capilla abierta dedicada a santo Tomás.