Por primera vez en la historia de España las caídas se sitúan en cabeza en el ranking de las estadísticas de mortalidad por causas externas (las muertes no naturales) por encima de los suicidios.
Este año el INE ha publicado en junio los datos provisionales de mortalidad de 2023, en vez de esperar a final de año a hacer públicos los datos definitivos. En este artículo damos un repaso a la evolución de las principales causas externas de fallecimiento.
Baja la mortalidad por causas externas en España
La buena noticia es que desde el año 2010 se había observado una tendencia al alza en los fallecimientos por causas externas y los datos provisionales de 2023 rompen esta tendencia produciendo una bajada del 4,5%, desde las 18.574 muertes de 2022 a las 17.737 de 2023. La bajada se produce tanto entre hombres como en mujeres.
El aumento de los últimos años se ha detenido y ojalá que continúe una evolución a la baja. Lo veremos en años sucesivos. Aun así, es la peor cifra del siglo después de la del año pasado.
Podemos apreciar que el número de fallecidos de las principales causas externas de mortalidad han bajado en 2023: suicidios, tráfico, ahogamientos y atragantamientos, muertes por drogas, e incendios descienden respecto al año anterior. La excepción son las caídas, que aumentan. Las muertes por caídas accidentales continúan su inexorable ascenso.
Suben las cifras de caídas
Las caídas eran desde 2012 la primera causa de muerte accidental en España, pero eran la segunda causa de muerte externa después de los suicidios (los suicidios son una causa de muerte externa, pero no son muertes accidentales).
La noticia que propagaron los medios de comunicación el año pasado fue que los suicidios habían superado por primera vez la barrera de las 4.000 muertes anuales (fueron 4.003); en 2023 los suicidios han descendido a los 3.952 decesos.
Este año la noticia a destacar debería ser que las caídas no solo han superado esa línea de los 4.000 (4.108) sino que por primera vez se sitúan en España en primer lugar de las muertes por causas externas, aunque en algunas comunidades autónomas ya las caídas llevaban años superando a los suicidios.
Una de las características principales de las muertes por caídas es que el 85% de las víctimas mortales son mayores de 65 años. Sí, en 2023 han fallecido 3.411 personas de más de 64 años por una caída. Por sexo, el mayor porcentaje se lo llevan las mujeres de esa edad, que suponen el 92% de todas las mujeres muertas por caídas. Entre los hombres, tenía 65 años o más el 76% de los hombres fallecidos por caídas. ¿No debería haber un concejal o concejala de longevidad en cada ayuntamiento que se llevase las manos a la cabeza al ver este dato?
Centro de Prevención de Accidentes
España necesita un Centro Nacional de Prevención de Accidentes (o de las CCAA), un órgano oficial que se encargue del seguimiento y registro de todas las muertes accidentales, de su investigación y propuesta de medidas de prevención para reducir estas víctimas. Los accidentes se pueden evitar y debería ser una obligación de los garantes de la seguridad ciudadana intentar evitar los accidentes. Sí, este es el nombre que se debe dar a esta seguridad, la que se ocupa garantizar la seguridad de los ciudadanos previniendo los accidentes, no esa mal llamada seguridad ciudadana en la que se excluyen las principales causas de muerte accidental. La seguridad ciudadana no ha de ser la seguridad policial y persecución de los delincuentes que es un concepto sesgado de seguridad de los estados totalitarios y basado en el código penal.
La auténtica seguridad ciudadana que necesitan los ciudadanos que se ponga en marcha y que los políticos aún no se han dado cuenta, es la de atender esta inseguridad ciudadana que mata más de 13.000 personas al año. Sin querer denostar nada ni a nadie compárese el aparato administrativo y la organización social existente para los incendios (250 muertes en 2023) con los cero recursos del Estado y de las CCAA para evitar las más de 4.000 muertes por caídas. O compárese el despliegue, social, político y mediático en las 50 muertes anuales por violencia de género en comparación con las cero preocupaciones dedicadas a las más de 3.000 muertes al año por atragantamiento.
Unos de los grandes responsables de esta situación son las/los alcaldes que no se han enterado de qué accidentes mueren sus vecinos (y vecinas, por supuesto) y no adoptan ninguna medida de prevención de esa seguridad ciudadana que yo apunto, en vez de preocuparse tanto de la otra seguridad policial.