Sin duda, los artífices del palacio taifal valorarían de forma especial esta imagen de la serie “La Aljafería musulmana y cristiana”, ya que aquí José Antonio Duce refleja, de manera tan original como brillante, una de las metas del arte islámico: la integración de la naturaleza como un elemento más de la decoración y la arquitectura.
Parte intrínseca de la cultura musulmana clásica, el jardín es más que la atracción por la vegetación y el agua de esta civilización, ya que se busca representar la imagen del Paraiso según Mahoma. Es un espacio pensado para disfrutar con todos los sentidos, en el que el murmullo del agua, las sombras o el perfume de las flores son tan importantes como su diseño y ornamentación.
En la Aljafería el patio de Santa Isabel actúa como elemento unificador de todo el palacio, al que miran las estancias y pórticos, y sus albercas, naranjos y setos invitan a la contemplación de igual modo que la composición de Duce invita a abstraerse y perderse en su interior.