Fue el cirujano austrohúngaro Jan Mikulicz-Radecki (1850–1905) quien empezó a utilizarlas en su consulta en 1897. Tras trabajar en Viena y Cracovia, se trasladó a Bresalu (Imperio alemán) para seguir desarrollando su brillante carrera como cirujano. Cuando su colega, el médico e higienista alemás Karl Flügge demostró que las microgotas de saliva que expulsamos al hablar o al estornudar podían expandir virus y bacterias (¿nos suena, verdad?), Mikulicz vió la necesidad de tapar su boca y su nariz para evitar potenciales contagios a sus pacientes.
Mikulicz también fue el primero en utilizar guantes quirúrgicos mientras operaba.
La higiene y seguridad en los quirófanos no serían lo mismo sin sus aportaciones. Ni nuestra vida sin ellas durante y tras la pandemia de COVID-19.