Lo real y lo auténtico

Si en otras de sus imágenes de la serie “La Aljafería musulmana y cristiana” José Antonio Duce deforma ostensiblemente los objetos, en esta ocasión parece mostrarnos fielmente el motivo de la foto; incluso ayudarnos a fijarnos en sus detalles, acercándonos a una parte del edificio, la cúpula que cubre el oratorio, que por hechos como su elevación puede pasar más desapercibido. Sin embargo, en esta ocasión la manipulación está en el mismo motivo retratado.

Vemos perfectamente la segunda planta y la cobertura del edificio. El friso con una inscripción coránica, la galería de arquillos lobulados y, sobre todo, la cúpula ciega, decorada con arcos de medio punto que se cruzan para formar en el centro un octógono… Pero lo cierto es que si la galería está reconstruida a partir de los restos conservados, el cierre es un invento de los arquitectos en el siglo XX, ya que la original fue demolida cuando los Reyes Católicos edificaron su palacio sobre las estancias musulmanas.

El restaurador repitió el modelo de la mezquita de Córdoba, aunque él mismo admitió que era bastante posible que la auténtica no siguiera este esquema, y como otras cúpulas almorávides, estuviera calada, dado que la luz que penetra por las celosías es muy escasa.

La relación entre lo retratado y la realidad sigue latiendo en esta nueva imagen del gran Duce. Mientras, en este juego de cambios y alteraciones, la sala renacentista está ahora clausurada y su cubierta (también ricamente decorada) se trasladó a otra dependencia contigua donde se puede contemplar. Y la “nueva cúpula musulmana” se realizó en escayola para que pueda ser desmontada si aparecen otros datos documentales.